Dejan Bodiroga y la NBA, por Gonzalo Vázquez
Formular un hipotético rendimiento de Bodiroga en las américas equivale a padecer siempre la misma cantinela: que si es demasiado lento, que allá lo anularían, que no aguantaría el ritmo, su defensa, en fin, un monótono estribillo que de tanto repetirse sin encontrar resistencia siembre consenso y, lo que es peor, utiliza su empeño de no dar el salto como coartada, como una sincera prudencia personal ante su más que seguro fracaso. Celebro discrepar de todo esto.
No hay en el mundo un jugador que encarne a mayor fidelidad y nivel la genuina pureza del baloncesto europeo, los principios supremos de la Técnica, Táctica y Tempo. La sangre deportiva de Bodiroga es europea hasta los tuétanos y casi parece herejía transmutarle en peón NBA cuando su propia negativa parece reforzar la distancia. Pero todo esto ni valida la teoría del fracaso ni debe olvidar de qué jugador hablamos ni la singularidad del presente NBA.
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